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Hipertensión arterial (HTA) en el niño y el adolescente

Madrid, 2 de octubre de 2017.-Hace 20 o más años la prevalencia de hipertensión arterial (HTA) en el niño y el adolescente era baja, y debida sobre todo a otras enfermedades (renales, endocrinas, cardiovasculares…). Por desgracia, los cambios que han tenido lugar en el mundo que llamamos civilizado, han aumentado de forma exponencial dicha enfermedad en este grupo de edad.

El sedentarismo, los malos hábitos alimentarios y la obesidad son el motivo principal, a los que la Dra. Cristina Sánchez Fernández-Bernal, desde la Consulta de Cardiología Pediátrica del Hospital San Rafael de Madrid (y como integrante del equipo de la Unidad de Obesidad y Riesgo Cardiovascular Pediátrica de este Centro) añadiría el estrés de las grandes ciudades.

Las primeras guías de las Sociedades Europeas de Hipertensión y de Cardiología que incluyen esta enfermedad en la infancia datan del año 2009, es decir, son muy recientes. En pocos años nos hemos dado cuenta de este alarmante incremento en las cifras de tensión arterial (TA), así como de que el daño que la HTA tiene sobre el corazón, riñón y otros órganos puede ser para siempre, si no se maneja precozmente” afirma la Dra. Sánchez.

 

También añade que “es hoy obligatorio que el pediatra de atención primaria tome la TA a todo niño sano, al menos una vez al año, a partir de los 3 años de edad (en caso de enfermedades y/o factores de riesgo, con más frecuencia).Al igual que miramos en cada revisión los percentiles de peso y talla, debemos comprobar el percentil de la TA respecto del de la talla (tablas del Fourth Report on the Diagnosis, Evaluation and Treatment of Higth Blood Pressure in Children and Adolescents)”.

 

Como nos recuerda la Dra. Sánchez, “hay tablas simplificadas y fáciles de recordar, que indican los valores de TA por encima de los cuales deben mirarse los percentiles para comprobar si estamos ante un caso de HTA. Se dice que hay HTA si los valores de TA sistólica y/o diastólica mayores o iguales al percentil 95, correspondiente a la edad, sexo y talla, comprobado en al menos 3 determinaciones, y, en la adolescencia, las cifras mayores de 120/80. Si un caso de HTA es detectado, deberá realizarse un estudio completo que descarte un origen secundario a otras enfermedades, así como comenzar con medidas no farmacológicas (dieta, reducción de peso y ejercicio). Un equipo multidisciplinar (cardiólogo, nefrólogo, endocrinólogo, oftalmólogo y radiólogo) realizarán el seguimiento de estos pacientes, iniciando el tratamiento farmacológico si fuera necesario.

 

 

A la vista de estos datos, concluye la Dra. Sánchez, “es deber de los profesionales de la Sanidad denunciar la existencia de esta enfermedad que nuestra propia sociedad ha creado, y que puede evitarse si cambiamos las costumbres de nuestros hijos, fomentando una dieta sana y ejercicio físico”.